domingo, 4 de agosto de 2013

Bel ami, Guy de Maupassant

George no hablaba una palabra. Iba muy pensativo. ¡Si aquella chiquilla tenía un poco de audacia, el triunfo era seguro, al fin! Desde hacía tres meses la venía envolviendo en las irresistibles redes de su cariño. La deducía, la cautivaba, la conquistaba. Se había hecho amar por ella como sabía hacerse amar. Se había apoderado sin esfuerzo de aquella frívola alma de muñeca. Primeramente logró que rechazara al marqués de Cazolles; luego había conseguido que le prometiese huir con él, con el propio George. Era el único medio que había para realizar su propósito.


En busca de fortuna y deseoso de ascender en el escalafón social, el joven normando Georges Duroy  llega a Paris y encuentra un empleo en la compañía de ferrocarriles que apenas le da para subsistir. El azar hace que una noche se cruce con Forestier, un antiguo compañero que conoció en su paso por el ejército en Argelia y que le abrirá las puertas de la más selecta sociedad parisina. Su trabajo en el periódico “La vie française” y sus grandes habilidades sociales, especialmente con las mujeres, marcan el camino de una rápida ascensión social. Duroy se mueve como pez en el agua en la corrupta sociedad burguesa parisina de finales del siglo XIX, consiguiendo su sueño y utilizando para ello todos los medios a su alcance.

Guy de Maupassant
Bel Ami, publicada en 1885, es la segunda de las cinco novelas que se le atribuyen a Maupassant, más conocido por sus cuentos o relatos cortos. Al igual que sus coetáneos Balzac y Zola, Maupassant bebió de las fuentes del realismo y del naturalismo. En Bel Ami, Maupassant nos describe la corrupción imperante en los círculos políticos y en la prensa escrita, con un poder enorme, capaz de hacer caer gobiernos. Bel Ami ha sido considerada por muchos como una “novela de aprendizaje”, en la medida en que el personaje central dejará de lado sus primeras vivencias y valores para adquirir otros nuevos, en su recorrido hacia el éxito.

El éxito social de Duroy discurre en paralelo a su degradación moral. Las mujeres juegan un papel determinante en la novela y el joven sabrá aprovechar su éxito entre las féminas para alcanzar sus ambiciosos planes. Clotilde de Marelle, su amante y quizás la única mujer por la que Duroy ha llegado a sentir algo de amor, lo ama de manera incondicional y le será de gran ayuda en sus comienzos, llegando a prestarle apoyo en sus apuros económicos iniciales. Madeleine, la esposa brillante e inteligente que se codea con los hombres más influyentes del país y que se mantiene a la sombra de los hombres, menos listos que ella, a los que decide apoyar. La Sra Walter, gracias a la cual consigue ganar mucho dinero, y a la que utiliza de una manera despiadada y sin escrúpulos, sustituyéndola, llegado el momento, por su propia hija.

El tema de la muerte y del paso del tiempo aparece de manera recurrente en la novela, contraponiendo siempre la juventud y el éxito del protagonista a la decadencia de algunos personajes: la enfermedad de Forestier, el envejecimiento y las canas de Virginie Walter. Uno de los pasajes más desgarradores de la novela es el monólogo  de Norbert de Varenne y su reflexión sobre la vejez y la muerte: “…Yo la siento desde hace quince años irme mordiendo, como si llevara dentro de mí un animal roedor. La he ido sintiendo poco a poco, mes por mes, hora por hora, irme socavando, como a una cosa que se derrumba. Me ha desfigurado tan completamente que no me reconozco. En mí no queda nada mío, nada del hombre animoso, sano y fuerte que era yo a los treinta años. La he visto teñir de blanco mis cabellos negros, ¡y con qué experta y maligna lentitud! Me ha robado mi piel tersa, mis músculos, mis dientes, para no dejarme más que una alma desesperada, que también me arrebatará pronto...”

Bel Ami ha sido varias veces adaptada al teatro y a la gran pantalla. La última vez fue en 2012, cuando Nick Ormerod y Declan Donnellan hicieron una versión demasiado libre, para mi gusto. El personaje del protagonista masculino está interpretado por el actor Robert Pattinson, que representa una sombra bastante diluida del personaje que creó Maupassant. Ni siquiera físicamente consigue el personaje de la película asemejarse a la imagen que tenemos de Georges, con su gran bigote, uno de los rasgos físicos que más se resaltan en la novela. Pese al talento de las dos actrices femeninas: Uma Thurman en el papel de Madeleine y Kristin Scott Thomas en el de Virginie Walter, la película no consigue estar a la altura de la obra literaria.

Resulta un tanto inquietante leer esta novela escrita hace casi dos siglos y descubrir que muchos de los personajes y sentimientos descritos en ella bien podrían tener cabida en la sociedad actual, donde los arribistas, aprovechados y personajillos de medio pelo carentes de escrúpulos siguen campando a sus anchas. Sólo hay que estar atentos a las noticias para vislumbar a los Duroy del siglo XXI.

2 comentarios:

  1. Mnuda sorpresa me llevé con este libro. Me encantó el protagonista tanto como me disgustaba su actitud. La última versión cinematográfica no la vi. El prota no me convencía para el papel
    Besos

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    1. Me encanta la literatura francesa del siglo XIX y las descripciones que hacen sus autores del París de la época. Resulta excitante pasear por el París actual y encontrarse con los lugares que Zola, Flaubert, Stendhal o Maupassant describieron en sus libros. Aparte de los maravillosos pasajes descriptivos, algunos de los personajes que estos autores crearon son fascinantes, entre ellos este Georges Duroy. No me extraña que no te tentara la idea de ir a ver la peli. El papel de Robert Pattinson es bastante flojito, ni siquiera el físico acompaña a la descripción que hace Maupassant del protagonista. Besos.

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